martes, 31 de mayo de 2016

DIPUTACIONES, AYUNTAMIENTOS y otras instituciones poéticas

  Pincelada política para empezar: las Diputaciones no tienen ninguna razón lógica de ser, salvo como venero de votos y compromisos de amigos en agradecimiento. Los Ayuntamientos, sí, pero reducido su número a la tercera parte. Que no está el horno para bollos, el dinero público es poco, los cargos muchos, y los dispuestos ladrones presuntos, eso sí (no vayan a ofenderse, que para eso tienen la inmunidad y otros privilegios de ocultismo aforado) demasiados al acecho.
  Digo esto porque ya va sonando grotesco que las tales instituciones se hagan cargo de la cultura subvencionada, de manera que propician la mediocridad de la provincia y consumen un presupuesto mucho mejor destinado a comedores para niños y otras exigencias cuya realidad produce rubor.
      Item más. Las personas encargadas de la cultura en esos centros suelen ser los menos valiosos, es decir, los mediocre a los que hay que compensar con lo que sea por los servicios prestados.
     Os pondré dos ejemplos recientes. dada mi larga trayectoria en la enseñanza, se comprende que haya participado cientos de veces en estas lides cultural-literarias. Y lo vengo haciendo de corazón, intentando que la ramplonería se note lo menos posible, procurando que los promotores  (concejales y diputados) se manifiesten con discreción, sin colocar de protagonistas con discursos que, a veces,avergonzarían a lugareños con lecturas, razón por la cual niguna institución me invitaba por segunda vez. repito, una torpe inversión, un gasto inútil.



  Primer ejemplo. Un edil joven, que me dice ser hijo de un antiguo alumno mío. El padre, pequeño empresario. El chico no tiene estudios, ingresó en las juventudes de su partido, camino que le llevó al cargo de concejalía, cuyo título es revelador: Juventud, Cultura y Deportes, totum revolutum, cajón de sastre par entretenimiento y quemazón de hormonas en los jóvenes.  Me dice que quiere organizar un premio Literario y nadie mejor que un catedrático famoso, conocido por su padre, para la tarea de asesoramiento, jurado, etc.  Me ha costado una larga conversación para convencerlo de lo contrario, pues que existen poetas en su pueblo que se habrán de sentir orgullosos del encargo.
   Segundo ejemplo. Esta mañana he recibido una carta para rectificar algo. Procedente de una Diputación que convoca dos premios de poesía anuales. Se ha cometido error en las bases y las vuelven a editar corregidas. Papel timbrado, con logo de diseño y demás elementos de modernidad. Nadie lo firma, ha salido del  "Departamento de cultura y juventud". Tampoco haré ningún comentario.  Pero sí un deseo:  más latín y menos pasto de las fieras.
  Una pregunta. ¿Por qué se confunde folklore elemental con cultura y se identifica con la juventud y al frente de los correspondientes departamentos se coloca (nunca mejor dicho) a los menos cultos de los equipos de gobierno?  Hay que distraer a las masas, dar pequeños juguetes a los jóvenes, promover eso que llaman deporte y, en definitiva, revestir de modernidad y cercanía lo definido por los clásicos como "panem et cercenses".  El pan cada vez escasea más, pero el circo se mantiene o toda costa, quizá para entender el chascarrillo que culmina el pequeño de la familia: "En mi casa comemos poco, pero nos reímos una "jartá" con mi padre".

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