lunes, 2 de mayo de 2016

A vuelapluma, misa, centenario, banalidad

   Asisto a misa de doce en el monasterio de las Claras, que también tiene un museo aceptable. Una ochenta persona, casi todos mayores (eufemismo de viejos), algunos con misal a la antigua, sacerdote preconciliar, viejito y calmudo (¿qué habríamos de pedirle? Así está bien). Llegada que fue la comunión, casi todos al altar mayor. 
  Observo que todas las mujeres se cuelgan el bolso y lo llevan consigo al comulgatorio. Sorprendente. ¿Temen un robo de los asistentes, quizá que algún caco de fuera llegue justo en el momento adecuado para el hurto? 
  Regresan, cuelgan de nuevo el bolso y, con los ojos cerrados, llevan a cabo la acción de gracias. Algo está pasando en esta sociedad desnortada para que todo esto se vea con naturalidad.
  Avanzo en mi paseo matinal hasta llagar al claustro universitario. Lo de siempre: profesores en fuga, abrir y cerrar de puertas, el pozo del jardín central impávido, bastantes alumnos tomando el sol (mejor que asistir a las boloñesas clases, ya pagarán su dolce far niente) y algunos jugando al futbolín, instalada en el campus para las fiestas de Letras, con voces destempladas, exabruptos y gritos estentóreos dignos de la selva muchos años, se supone, abandonada.
  Al fín, accedo y subo la escalinata. Unas docenas de caras no conocidas taponan la puerta. La rubia conserje me dice: "Póngase, que van a hacer la foto del centenario". Un friso para el recuerdo, pues celebramos este año el centenario de Letras. La banalidad ofende. Aunque a mis años, medio siglo dando clase entre estas paredes, ya pocas cosas me pueden sorprender.
  Un joven profesor barbilampiño, sintiéndose obligado por educación, me pregunta: "Y tú ¿quién eres, das clase aquí? Yo soy profesor de inglés, encantado". 
  Le agradezco la deferencia, mientras los dos observamos al Decano, bastante joven (no es contradictio in términis) atraviesa corriendo el jardín camino de algún arreglo, quizá una reunión urgente.
  Que ya lo sé, aquí han faltado y faltan muchos libros.

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