jueves, 26 de mayo de 2016

"EL HEREJE" , de Miguel Delibes, en la calle

   A media mañana camino hacia la Universidad, al cabo de tantos año, con doble intencionalidad. De una parte, para estimular el miocardio con estimulante paseo, que los años exigen movimiento pero ya no están para los gravosos deportes de otros tiempos: fútbol, cuando era deporte, pelota vasca y carreras de velocidad, todo durante muchos de añorada y feliz recordación. Por otra parte, y una vez jubilado de las aulas sistemáticas y obligadas, para ejercer otros medios de comunicación, más libres y eficaces, que me permiten continuar con la enseñanza, tarea de intrahistoria proyectiva que me ha ido conformando a lo largo del último medio siglo de mi vida prolongada.
  Acontece que durante esos paseos matutinos suelo encontrarme con amigos y antiguos alumnos. Y se producen breves pero elocuentes diálogos. Como el de esta mañana.  Amigo buen lector y no desdeñable investigador de cuestiones literarias, que me consulta ya muchos años. Llevaba un libro en las manos, creo que "Los gozos y las sombras", y venía de la farmacia. Saludos de rigor, referencias al tiempo veraniego que nos ha sorprendido sin avisar, pequeñas quejas y grandes esperanzan, que han de crecer al ritmo y paso de los años. Me dice que sigue mi face book, que lo pasa bien, pero que en algunas ocasiones se siente desbordado, como estos últimos días, que anda leyendo  "El hereje", por alguna de mis recomendaciones. Dos objeciones,con cierto temor expresivo, me plantea: dificultad formal, muy compleja, y densidad de fondo, con mucha religión y teología. Comprensible ambas. He intentado tranquilizarlo con las palabras de siempre.




  Primero, la literatura es cuestión de niveles, desde la perspectiva del escritor, pero también desde la del lector, cuestión elemental. No todo el mundo es capaz de escribir con registros en toda la escala de la lengua estética. Y no todas las personas, por inteligencia y preparación, son capaces de leer todos los libros escritos con mayor o menor fortuna y acierto y calidad. En esto hay que ser modestos, incluso humildes. No todo el mundo es Capaz de escribir "El Paraíso perdido", ni tampoco de leerlo. Y no pasa nada. El mundo funcionará bien si somos capaces de reconocer las propias circunstancias sin comparar con los demás al alza o a la baja.
  Segundo,  "El hereje" produjo sorpresa y aún perplejidad desde el comienzo. Un libro no habitual en la trayectoria de Miguel Delibes, de quien todo el mundo había leído El camino" y "Los santos inocentes", sin graves problemas. Pero claro, llega  este hereje y asegura el trastocar, no solo para los lectores medios, sino también para los críticos y profesores, que en este nuestro país no suelen brillar a gran altura, azcaneados como todavía andan con la exégesis hidráulica, los paralelismos fáciles y las solapas editoriales entre la publicidad y lo elemental de la falta de tiempo para leer mucho y bien, raiz de todo conocimiento literario.
  ¿Quién dijo que este libro de Delibes había de ser popular, de lectura fácil, construcción sin problemas técnicos y denunciados de cuestiones sociales próximas?.
  Conclusión para el amigo buen lector de esta mañana: "El hereje" es la mejor novela del escritor castellano, la más completa, la mejor elaborada, la más moderna de forma y estructura, la más densa de historia y pensamiento, la que más impresiona,estimula y conmueve al lector que busca en la literatura lo que nunca debió dejar de ser, arte de la palabra en plenitud, la más complicada de las bellas artes, porque juega con materiales sutiles imposibles de someter a vasijas prefijadas, puies acontece con la palabra escrita como a San Agustín le sucedía con el problema del tiempo, histórico y personal, y con el misterio de Dios uno y trino.

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