Si pasáis por el claustro de La Merced, podréis ver una exposición del Centenario de nuestra Universidad. Modesta exposición pero indicativa de lo que hemos sido, somos y, quizá, podamos llegar a ser si las aguas vuelven a los naturales cauces del río y reservamos las aulas para lo esencial de la enseñanza, sin tanta tontería distractiva, sin tanto jefe y tan pocos maestros de verdad, sin tanto funcionario preocupado por el reglamento que, ocasionalmente, preparan y dan una clase para cubrir el expediente. Espero, deseo y confío en que, un buen día, las aulas, los laboratorios y otras dependencias se dediquen, en exclusiva, a las tareas de transmitir el conocimiento a los jóvenes a efectos de que, cuando les corresponda, lo incrementen para bien de todos. Es decir, para recuperar lo que nunca debió perderse: el "ayuntamiento de maestros e escolares, para aprender los saberes", pues que la escuela primaria, la sede para la diversión, la institución de acogida para jóvenes desnortados y poco trabajadores, la oficina para profesores (es un decir) más preocupados por los reglamentos que por la ciencia y el arte, todo eso ya existe y exige otra geografía y otras propuestas. En buena metáfora, ya lo dijo San Pablo de modo apostólico: "Cuando era niño, me ocupaba de las cosas de los niños. Ahora que soy hombre, me ocupo de las cosas de los hombres".
En todo caso y pese al exordio del que cada vez ando más convencido, en la exposición aludida existe un panel que recoge imágenes de los grandes Doctores honoris causa aquí acogidos. Me alegro de dos propuestos por mí a través de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana, cuya fecunda y proteica vida tuve el honor de inaugurar y colocar en brillante camino: Mario Vargas Llosa y Jorge Luis Borges, toda una biselada gloria para estos claustros, estos alumnos, estos profesores. Falta el tercero, Ernesto Sábato, pero había que limitar espacio y dos ya eran, al parecer, suficientes, aunque los tres tienen el mismo origen y trayectoria en la docta casa.
Me interesa el caso de Borges, único que aparece, en público, por primera vez en estas paredes. Un caso excepcional, como el de Cela que ya he comentado. La foto del autor de "Ficciones" es, también, la única que aparece en blanco y negro. Mañana os lo contaré para vuestro placer y curiosidad.
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