miércoles, 18 de mayo de 2016

COLIBRÏ FLORIDO, libro y testimonio múltiple

      Lo encuentro revisando el inmenso Archivo que de tantas glorias y placeres viene, todas vividas por nosotros (también inmenso) durante gloriosos años en los que todavía era posible escribir bien, pues vivían los grandes sus momentos de otoño aún creciente de sabiduría. Y los catecúmenos (alevines de escritor) escuchaban a los maestros para aprender a escribir mejor.

  Hoy casi todo aquello ha terminado. Se me han ido muriendo los maestros a los que invitaba para que vivieran, aquí, con quienes los queríamos, restábamos y leíamos. Venia con grandeza y vivían con elegancia. Se me han ido muriendo y yo los quiero.
  No tienen herederos visibles, ni bastantes jóvenes que apunten maneras, pues que se va considerando escritor a quien junta diez mil palabras para ganar dinero. Sin más preparación ni trayectoria, sin más sufrimiento par el parto intelectual (Ortega y Gasset) y para la deslumbrante creación laboriosa (García Márquez). Peor para ellos, peor para todos nosotros, que terminaremos en la caverna sin la compañía de Platón.
  El caso es que el hermoso libro se titula  "Colibrí florido", seextriende más allá de 350 páginas, dentro de la Colección Eldorado, levantadas por cuarenta  "bien cortadas péñolas" (ahora que celebramos el centenario y todo el mundo escribe sobre Cervantes sin haber leído el Quijote), cuyo atrio lo abre, magistral, Augusto Roa Bastos, y lo cierra con similar maestría Camilo J. Cela.
   Todos hablaron sus textos en Murcia, en las aulas de la Universidad. Y los inteligentes reconocían la tarea de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana como anfitriona invitadora, siempre a la sombra del gigante jacarandá del pequeño campus. Y después de hablados en reunión socrática, decidimos trasplantarlos a letra impresa para que permaneciera cuando todo hubiere pasado, pues que la cultura bien asentada es aquello que permanece cuando todo se ha olvidado, aunque semejante postura sea entendida con dificultad por estos nuevos bárbaros, de dentro y de fuera todos unidos por la globalidad ´agrafa y casi afásica.
  Aceptadme incorporar algunas ideas de entonces, treinta años después, como  el conde de Bragelone.
  La culminación de un libro siempre produce placer intelectual y sensible, máxime si es consecuencia de la Literatura Viva que inauguramos con alborozo. Para el inteligente y culto lector quedan estos textos, escritos y discutidos con ocasión de un gran empeño: reflexionar en torno al fenómeno que mejor define al hombre sobre la tierra, porque parte del mundo científico de la verdad y alcanza la plenitud de todos los Olimpos por los caminos de la creación y el arte.
   Mañana un poco más.

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