Recuerda , Carmen , que fuimos a visitar al presidente de la Región , profesor de filosofía y compañero mío de estudios en la universidad a efectos de que firma en el libro de oro , como visita excepcional .
Conversábamos amigablemente , relajados frente a unos humeantes cafés , cuando entró una secretaria con apetitosos dulces de la tierra , tocinos de cielo y paparajotes . Al ver a Paz , se dirigió a abrazarlo al grito de " don Juan Rulfo , qué alegría tenerlo por aquí" . Octavio sonrió comprensivo añadiendo : "Al fin y al cabo los dos somos mexicanos y buenos amigos" .
Le gustaron ambos dulces y destacó los nombres "paparajotes" y "tocino de cielo" , que anotó en su agenda diciendo "paparajote" bien puede ser un mexicanismo .
Una mañana lo llevé al paraninfo para dialogar con los estudiantes , que asistieron en masa . Mientra lo esperábamos en el campus , me crucé con ul profesor de literatura (poesía , para mayor inri) al que informé de la situación . Me respondió : "!Lástima que a esta hora yo doy clase , lamento no poder asistir!". Guardé silencio porque invitarlo con sus alumnos , quizá excedía su estrechez mental y su miopía profesional .
La paraja era bastante exquisita , pero en los días murcianos se despeinaron un poco . Los llevamos al santuario de la Fuensanta y su entorno , que les gustó mucho , comenzando por el nombre Fuensanta . A la hora de las fotos , había que verlo triscar por trochas y veredas , como un joven despechugado y sudoroso . Guardamos un buen reportaje de la ocasión .
A la hora de comer , me pidieron un mesón típico y manjares propios de la tierra . Allá que nos fuimos . Mesón como el famoso de Machado , con cubiertos de aluminio , mesas de cuadrado pino y manteles y servilletas a cuados rojos y blancos . Disfrutaron de lo lindo con el morcón y los paparajotes .
No cobró nada por su trabajo y recitales . Despidiéndonos en el hotel ,, me dijo que deseaba pagar la media docena de periódicos que había pedido esos días , hasta ahí llegaba su delicadeza .