!Cuánto te has reído con él , Carmen! La verdad es que hicisteis muy buenas migas , como suele decirse , tenía mucha más confianza contigo que conmigo , incluso te hacía confidencias que darían para mucho .
La primera anécdota curiosa sucedió en su chalet de El Clavín , cuando estaba resistiendo una tonta campaña de los escritores mediocres , metiéndose con él por aquello de la censura .
Habíamos viajado los dos a su casa , para ir preparando el asunto de su título horífico . Habíamos comido y tomábamos café en el pequeño salón . En un momento te cogío de la mano y te llevó al frontis de la chimenea , donde había unas cuantas fotos que te fué explicando . Al llegar a una donde también estaba Marina te preguntó : "Carmen , ¿ qué habrá visto esta muchacha en mí?" . Respuesta muy tuya : "Camilo , lo mucho y bueno que usted tiene y le aporta" .
Otra noche comíamos en El rincón de Pepe , buen restaurante de Murcia . Ellos venían de una clínica de adelgazamiento y Marina le vigilaba de cerca la comida por si acaso . Llegados que fueron los postres , mi hija menor pidió mousse de chocolate , copa enorme . Camilo me pidió que explicara Marina un buen cuadro colgado a trasmano . Mientras , él acabó con la mousse en un santiamén y comentó : "Mira , Marina , que bien come esta muchacha , ya se ha termindo el chocolate".
Y como tercera entre muchas . En una de sus varias visitas el equipo fuimos a despedirlo al hotel , donde debería recogerlo un coche para llevarlo a Javea y dar una conferencia sobre vinos . Charlábamos alegremente mientras llegaba el coche . Por fín , entró un joven dispuesto : "Don Camilo , ya está el coche a la puerta ".
Salimos todos , en la plaza de la Catedral varios buenos coches en batería . Pensamos que sería alguno de los Mercedes aparcados .
Pero cual no sería nuestra sorpresa cuando el chico se dirigió a un citroen dos caballos de color butano , con suspensión disparatada , como recordarán los viejos del lugar .
Pues bien , para embutirlo en semejante automóvil hubo que trabajar y esforzar . Cómo sería la escena , que dos policías , con guasa , se incorporaron a la tarea .
Cuando lo vimos enfilar la avenida , dudamos seriamente que aquello llegara a su destino . Y las carcajadas de los muchos presentes llegaron a las campanas de la torre . Don Camilo era así de jovial y sandunguero .
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