Y ENTONCES VINO TORRENTE BALLESTER
Yo admiraba mucho a don Gonzalo por sus libros , pero no lo conocía en persona . Sobre todo me había impresionado "La saga-fuga de J. B" , aunque también su "Don Juan" , libro breve , pero densu y extremadamente sugestivo . Ello no obstante , "Los gozos y las sombras" empezaban a tener abundantes lectores , gracias a la buena serie de televisió , que lo dió a conocer de frma masiva .
Por aquellos entonces yo tenía un compañero de Facultad , el profesor Pujante , que lo había sido suyo en el Inatituto Fray Luis de León" de Salamanca . Sabedor este compañero de nuestro trabajo , se ofreció generoso a las gestiones para traerlo . Dicho y hecho .
Al poco tiempo lo llamé y , como siempre sucede con los grandes , no sólo no puso pegas , sino que se ofreció gustoso y abierto . Un par de conversaciones más , y fijamos la fecha de su venida .
La primera vez que vino sucedió en primavera . Fuimos Carmen y yo a recibirlos a la estación de ferrocarril que prefirió al avión . No muy alto , levemente inseguro al andar siempre del brazo de su mujer que siempre lo acompañaba , con su cachava de caña y sus impenitentes gafas oscuras de fuerte graduación . Grandes abrazos en el saludo , con voz espaciada , si que firme y sonora , leve paradoja con el aspecto frágil de su cuerpo .
Buen conversador , de inmediato conectó con los jóvenes , que se extasiaban con él mientras les contaba anécdotas y pequeñas historias con su peculiar humor elegante trufado de rasgos especialmente socarrones .
Cena frugal en el restaurante Hispano , larga conversación , explicación de los planes de trabajo y recepción de la pareja que los acompañaría durante su estancia . Pero m ientras los seis tomábamos en último café de la noche , apareció el grueso del equipo : querían saludarlo y que les firmara unos libros antes de la barahunda previsible para el día siguiente . Su mujer sugirió varias veces la retirada para el descanso , pero él estaba tan gusto con aquellos jóvenes que la hora se dilató notablemente .
Por la mañana lo recibimos en el aula mayor de la Facultad , que prefirió para su conferencia . Doscientos jóvenes lo escucharon con devoción silenciosa . El posible coloquio se presentó complicado pues que nadie se atrevía a preguntar , tal el respeto que le tenían . En tal impasse me preguntó si podíamos vernos a la tarde de manera más informal y relajada .
El eficaz equipo lo preparó todo para las siete en el Paraninfo de la universidad , que se mostró a rebosar con asistentes de toda índole y condición , edad incluída . Y aquello fué un coloquio vivo y chispeante que no terminaba nunca , hasta que casi a las diez , un ujier me hizo señas desde el fondo . Torrente lo percibió y sentencio jocoso : "Amigos , de todos es sabido que los ujieres mandan más que los propios rectores . Conviene obedecer en previsión de las funestas consecuencia que acarrearía no hacerlo . Como en la "Cena jocosa" , de Baltasar del Alcázar , lo demás quédese para mañana . Buenas noches y buena suerte para todos" . Atronador aplauso .
Sucedió que Carmen y Fernanda , esposa segunda de Torrente , conectaron de inmediato , de modo que Carmen le preguntó si él aceptaría ir al Instituto que ella dirigía . "Gonzalo , que dice Carmen si te gustaría ir a su Instituto mañana " . " ! Cómo , con total satisfacción y placer , por dos razones . Primera , porque tú me lo sugieres y eso es una orden para mí . Segunda , porque los institutos vieron toda mi trayactoria profesional y nada me gusta más ".
Lo prepararon todo como correspondía a tal honor y señor . Y el autor pasó toda la mañana en el centro . Conferencia , coloquios , varias conversaciones informales y un tentempié jovial en la cantina del centro , para asombro de todos .
De manera que los alumnos del Instituto de Espinardo gozaron de un privilegio que pocos de sus compañeros , en el país y fuera de él , llegarían a ostentar , incluídas las fotografías y los libros dedicados como prueba palmaria de unas horas extraordinarias , como vivencia y como recuerdo para siempre .
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