Y FUERON LLEGANDO LOS HIJOS , VUESTROS PADRES
Con todo asegurado y bien dispuesto , comenzaron a venir los deseados hijos que son vuestros padres , vuestros padres , Javier Antonio , Lydia y Mari Carmen , por ese orden cronológico .
Los tres nacieron en el sanatorio maternidad Nuestra Señora de Belén . Y fueron bautizados en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen , muy cercana al domicilio familiar , barrio carmelitano , justo en la margen izquierda del rio Segura .
Cuando nació el mayor , la expectación familiar a mistosa resultó enorme : primer hijo , primer nieto , primer sobrino , acaparaba todo lo primero .
Por aquel entonces todavía perduraba una creencia ancestral : los padres (el padre sobre todo) deseaban que el primer hijo fuera varón , por múltiples razones biológicas de protección y seguridad futuras , así como sociales y de proyección familiar . Las madres lo aceptaban de buen grado , incluída vuestra abuela , pues se trataba de una creencia más que de otra cosa , aunque en su fuero íntimo caso todas las madres desearan una hija , discusión bizantina que se discutía una y otra vez .
De modo que la celebrción fué muy notable , una gran fiesta para satisfacción general . Las madres solían creer que el hijo mayor sería el báculo de de su vejez cuando faltara el padre de familia , pues estaban convencidas , incluso por estadísticas matemáticas , de que los padres morían antes que las madres . Con fino humor , vuestra abuela también lo pensaba . Sus padrinos fueron los abuelos paternos , Victorino y Lydia , que permanecieron junto a los padres en la ceremonia religiosa de bautismo con las grandes velas encendidas , según costumbre de la época .
El problema del nombre fué de lenta y laboriosa solución . La manera más habitual consistía en seguir la tradición familiar , primero los nombres de los abuelos , luego los de los padres y así hasta el resto de la familia . De modo que le correspondía Victorino , tal que el abuelo paterno . Pero el nombre no gustaba a la mayoría , sobre todo a la bisabuela Lydia , pese a que su marido y su hijo primogénito así se llamaban .
Y aquí debo hacer un excursus . No lo sabéis por experiencia personal , pero vuestro abuelo tiene un carácter muy fuerte , pero jamás discutió una opinión de su madre (vuestra abuela) , única persona que lo ha hecho callar en este mundo , tuviera ella o no tuviera razón , que casi siempre la tenía . Todo lo que mi madre decía , para mí era dogma de fé .
De modo que comenzamos a barajar nombres . Listas y más listas , hasta encontrarlo al fin : JAVIER . Pero también incorporamos un segundo nombre : ANTONIO . Ya os he dicho que la bisabuela Lydia era muy religiosa , particularmente devota de San Antonio de Padua , cuyo hábito talar vistió los últimos años de su vida . Problema resuelto , se llamará Javier Antonio , y todos contentos .
Dos años después nació el segundo de los hijos , primera niña , sin el menor problema de maternidad ni nombre , pues que estaba decidido de antemano : LYDIA . Los hermanos abíamos que , si teníamos hijas , la primera se llamaría Lydia , razón por la que existen tres primas así llamadas .
Y tres años después nació el tercer , segunda niña , la más grande y voluminosa y despierta en el momento de nacer . Tampoco hubo problema de nombre . La bisabuela Lydia dijo que debería llamarse como la madre , MARIA DEL CARMEN . Y todos pensaron Amén . Y fué un acierto , que satisfizo enormemente a la abuela , muy agradecida a la iniciativa de su suegra . Por cierto , estas dos mujeres nunca se comportaron como suegra-nuera , sino como hija y segunda madre , lo que llenaba de orgullo y satisfacción al abuelo , por obvias razones .
Y así comenzaron los tres hermanos a crecer en edad , sabiduría y gobierno , como dice la Biblia . Recibiendo una educación magnífica , llena de amor a raudales , pero también con la responsabilidad que les iba correspondiendo según avanzaba la edad , ni más ni menos .
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