CUANDO LA JUVENTUD IMPERA
Declaro que no tuve adolescencia , al menos como ahora es considerada esa etapa tumultuaria de la edad . Entre los catorce y los dieciocho años estuve lejos de mis padres y hermanos , entre colegio y familiares cercanos . Ni una protesta , ni una queja , nada que pudiera evidenciar que "ya" era adolescente .
Considero que la juventud psicosomática no va más allá de los veinticinco años , pese a los modernos psicologismos que consideran joven a quienes ya vencieron el medio siglo sin remisión . Otra cosa es el espíritu joven que , dependiendo del cerebro , puede extenderse hasta la entrada vejez .
Cuando joven descubrí el mundo en su amplia y compleja diversidad . Me impresionó mucho y quise cambiarlo , aquí y ahora , como corresponde a esa edad , pero egresado de la universidad , comprendí que todo cambio empezaba por el propio personal , salvo pecado de lesa humanidad , y que la solidaridad humana colectiva siempre depende de un bien organizado cerebro , no de las emociones coyunturales o los gritos destemplados de toda revolución . Revolución y cambio humano perfectivo no maridan a la manera de los latinos , que dieron en decir con precisión revolucionaria : "Homo sum , humani nihil a me alienum puto" . Solo que , después de varios milenios precipitados , el tal adagio continúa sin ser entendido con rofundidad .
En caso contrario ¿cómo es posible explicar que sigan muriendo de hambre miles de niños , mientras enviamos artefactos a otros planetas ? . Se trata de la inveterada trampa saducea : cuanto más lejos llegue el hombre , mejor para la humanidad . Eso no se lo creen ni los que inventaron la idea , que siguen siendo fariseos y filisteos aún sin saberlo . Por eso es tan importante la tarea de un maestro de niños , generalmente infravalorada , y mucho menos la de un catedrático de universidad , en general sobrevalorada sin razón profuda que lo justifique .
Pues bien , mi etapa juvenil abarca el bachillerato y la carrera universitaria que , por razones que ahora no vienen al caso , terminé justo a los veinticinco años .
Hubo de todo , como era de esperar , aunque pararé mientes en dos o tres capítulos decisivos : estudio , mundo de la mujer , labor social-cultural , y preparación de mi futuro profesional , por ejemplo .
El estudio vino a ocupar casi todo mi tiempo , sabía que ahí estaba mi auténtica liberación tanto tiempo en expectativa . Bachiller brillante , carrera por el estilo y preparación batante completa para lo que habría de venir .
Tampoco le iba a la zaga el mundo de la mujer , jóvenes y no tanto , una hermosa gavilla de mujeres no siempre intelectuales , pero todas valiosas y encajables en mi abierta vida en plenitud de pensamiento y emociones , capítulo imprescindible para un euilibrado desarrollo integral a tono con la naraleza iluminada y profunda .
Y labor social por imperativos humanos , educativos y de solidaridad para compartir lo mucho recibido . Aquí recuerdo dos actuaciones . Por una parte , las tardes con los franciscanos en las que predominaba el trabajo intelectual . Por otra , el empecinado trabajo como ayudante de albañil con unos hombres que se autuedificaban modestas casas para la supervivencia .
Y al cabo , mi preparación profesional en el mundo de la enseñanza vocacional heredada , de la educación como gran plataforma del desarrollo humano . Ya era Maestro Nacional por oposición . Habrían de venir otras oposiciones , casi único camino seguro en nuestro país por aquellos años , sin protestas tontas ni vagabundas reivindicaciones desorientadas .
Así culminó su juventud espléndida un hombre , que venía de la postguerra ominosa y limitadora , pero abierto a las inmensas posibilidades en potencia , que la vida generosa sin duda le iría ofreciendo , no tanto por merecimientos propios , cuanto por una tierra y un mundo a la espera de buenos sembradores , viñadores y segadores dedicados a la tarea , valga la evangélica metáfora .
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