SANTO DOMINGO DE SILOS , MI MONASTERIO
Los monasterios han formado parte importante para mi formación como profesional y como persona . Soy creyente a la manera paulina , pero no solo por lo religioso me impresionan , también por la especialvida recoleta de sus monjes imprescindibles . Aquello de "ora et labora" es un lan de vida para todo hombre bien nacido .
También las catedrales , si que por razones distintas y complementarias de los monasterios . Otro día me ocuparé de ellas como conviene y merecen .
Hoy me importan los monasterios . El de Silos en primer lugar , por razones de cercanía geográfica y frecuentes visitas , tanto solo cuanto acompañado por familiares y amigos , de manera especial con mis hijos cuando eran niños .
Literaria y emocionalmente todo partio del famoso ciprés de Silos y del no menos famoso poema escrito por Gerardo Diego . Lo leímos y comentamos en clase cuando yo tenía catorce años . Un gran maestro , como fué mi padre , lo llevó al aula , nos lo leyó y pidió comentarios , una maravilla .
Desde aquel momento surgió el deseo de conocerlo , pero entonces no podía ser por razones obvias . Pasaron los años . Y con todo el bagaje que dá una cátedra de instituto , visité por ˋprimera vez el añorado monasterio .
Debo decir visitamos , pues lo hicimos Carmen y yo aprovechando la luna de miel . Resulta que Carmen conocía las andanzas y aventuras de mi primera juventud pr aquellas tierras agrestes . Y quería conocerlas , también por razones obvias . Se empeñó y fue una de las primeras visitas de aquel viaje memorable , camino de Covarrubias y Burgos con su catedral cargada de historia .
Nos habían informado con todo lujo de detalles , así que comimos en el hotel Galín de Covarrubias , yantar que solo recomiendo a los muy fuertes de boca y digestivo . Y a la caída de la tarde cruzamos los farallones previos y aterrizamos en la puerta del monasterio . Misa silenciosa y recoleta (todavía no se había producido la eclosión turística) , con todos los monjes en el coro . Sus cantos gregorianos produjeron gran emoción espiritual y física , concordante con la sentida en la abadía de Solesmes con gregoriano equiparable .
A partir de entonces , pasábamos el mes de julio en mis tierras castellanas . Y cuando fueron llegando los hijos , desde muy pequeños nos acompañaban a ver el ciprés y oir misa de ocho con todo recogimiento . Nunca protestaban ni se aburrían , ceremonial y cantos que seguían en recogido silencio asimilando gestos y cantos con devoción . Al terminar , jugaban y corrían en torno a la fuente del hotel Tres Reyes , mientras los padres tomábamos un refrigerio en la terraza contemplándolos .
Experiencia religiosa , claro que sí . Sobre todo experiencia vital que iba modelando la formación intelectual , moral y ética de las personas asistentes , tanto en el plano individual como en el global y colectivo , que así se suele producir la evolución hominizadora del ser humano aquí en la tierra .
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