OTRA HISTORIA ELOCUENTE , SI QUE AGRIDULCE
También a oposiciones se refiere , aunque he preferido extrapolarla del capítulo anterior , porque merece comentario aparte y que revela cómo estaban los tiempos en aquella época de carencias y pequeñas miserias .
Imaginad . Convocatoria para cubrir una plaza de catedrático de literatura en Sevilla . La firmamos dos , un sevillano de mediana edad y yo , bastante más joven .
El protocolo pedía la presencia de los candidatos en Madrid para presentar su curriculum ante el tribunal . Allá que fuimos . El otro candidato presenta experiencia y una publicación , yo presento menor experiencia y catorce publicaciones . Nos leen todo lo concerniente al proceso y nos dan un temario para prepararlo en quince días , al final de los cuales seremos de nuevo convocados para iniciar los ejercicios de la oposición .
Allá que voy . El otro candidato no aparece , por lo que debo realizar la oposición yo solo , lo que me infunde una cierta esperanza de comodidad y buen resultado .
El tribual se reune a puerta cerrada para , según la legislación vigente , establecer el desarrollo del primer ejercicio , para el cual yo portaba documentos y recado de escribir . Pasa un par de horas , en las que yo espero en el aula y observo que el presidente del tribunal y el secretario realizan varias entradas y salidas , con el tiempo entendí la razón .
Resulta que el otro candidato había enviado una carta al presidente del tribunal renunciando formalmente a realizar la oposición , dadas las circunstancias . Carta que nunca apareció en el expediente de la prueba . Llamaron a Sevilla y forzaron que el opositor aceptara venir a Madrid , supongo que bajo la promesa de obtener la plaza .
Y así sucedió . Hicimos todos los ejercicios con el mismo número de votos en cada caso . Y llegamos al final , cuando el tribunal debe ponerse de pié para adjudicar su personal voto . Final previsible , tres votos para el otro y dos para mí . Y eso que la mayoría del tribunal y el propio candidato pertenecían a una sociedad religiosa muy potente por entonces . Fariseísmo cínico que , al parecer , no afectó a sus conciencias .
Terminado el acto , el atribulado ganador de la cátedra quiso expresarme que no había tenido nada que ver en el asunto , que me pedía disculpas y , ya muy de noche , me acompañó al estación de ferrocarril para que yo tomara el tren de regreso .
Con el tiempo , yo hice la oposición similar para la cátedra de Murcia , pues no estaba dispuesto a dejar mi tierra , pese a las buenas ofertas que me fueron llegando , tanto de universidades españolas cuanto norteamericanas .
Y aquí comienza la parte dulce delevento . De inmediatto recibo una carta del sevillano pidiendo que lo nombraran presidente del tribunal , como ppermitía la legislación y así lo hicieron , de modo que unos minutos antes de la presentación , me visitó para entregar la última de sus publicaciones con la siguiente dedicatoria : " En las vísperas del gozo , querido Victorino " .
Todo fué gozoso , divertido y amable . Obtuve lacátedra , sin el menor incidente , antes aontrario , con la tranquilidad de otro paseo militar en plena fiesta .
La cena ceebrativa fué casi un banquete de Trimalción , veinticuatro comensales en torno a regocijante mesa , incluída la presencia de la esposa del presidente , que viajó exprofeso desde Sevilla .
Nos retiramos bastante tarde , pero un par de horas después la citada esposa me llamó alarmada : su marido se encontraba mal y necisitaba unas medicinas . Casi de madrugada fuimos a la farmacia de mi hermana , cogimos las medicinas y la acompañé al hotel , ues unas horas después tomaban el autobús camino de Sevilla . "Ya sabes como es de religioso mi marido y tenemos a las puertas la Semana Santa" .
Buena amistad , buen comportamiento , buena realidad compensatoria , que habría quedado en realidad agradable si no fuera por lo que sucedió poco después .
Autobús Murcia - Sevilla , traumatico por evidentes razones . El caso es que me escribió su esposa que llegó mal , necesitó de atenciones médicas y falleció poco tiempo después . Lo sentí entonces y lo siento ahora que lo recuerdo .
Fué un buen hombre , en gran medida producto de las circunstancias que le tocaron vivir . Nos llevamos muy bien como compañeros . Sin gran intimidad , pero fuimos bastante amigos , aunque de mí hacia él predominaba la caridad agustiniana , cuestión de temperamento y carácter en ambos casos , él mucho más mediterráneo , yo forjado en montaña , quizá eso explique algunas cosas .
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