RECUENTO SORPRENDENTE Y SATISFACTORIO
Mirando hacia atrás sin ira , sino todo lo contrario . Miro las enormes estanterías de mi archivo milenario en documentos de toda índole . Y do y en recordar para bien , con unos gramos de nostalgia serena , pero sin una micra de añoranza , pues que hicimos lo que nos correspondió , y otros vendrán gloriosamente a heredarnos , como corresponde a la historia en tanto que "magistra vitae" y como sucesión de eslabones en una hermosa cadena crecientemente vital , científica y creadora .
Por eso , en primer lugar las personas que me acompañaron en tan dilatada y fecunda trayectoria : los estudiantes , los colaboradores , los escritores , y las personas desconocidas que por alguna razón algún día se "arrimaron a mi cátedra" , como gustaba decir don Diego de Torres y Villarroel , catedrático neoclásico de matemáticas en la hermosa ciudad de Salamanca .
Los estudiantes . Hay que decir que lo fí cuando niño de mi padre , magnícomestro procedente de la Institución Libre de Enseñanza , que me dió toda la primaria hasta los catorce años y medio , momento en que pude inicar el bachillerato , cuando los niños pudientes lo comenzaban a los diez años . Así que abandoné la escuela con todos los conocimientos que abarcaban los dos primeros cursos de bachiller , gracias a la ciencia de mi padre y a los complementos literario-estéticos de mi madre , mujer adelantada a su tiempo y a quien su muy autoritariopadre no dejó estudiar , para seguir , para seguir los usos y costumbres de aquellos tiempos .
Mi padre tenía alumnos infantiles por el día , y adultos por la noche gratis et amore pese a su escuálido sueldo . Aprendí la vocación auténtica , que no es una llamada misteriosa , sino un conjunto de valores , aptidutes y actitudes , que predeterminan a una persona para su trabajo en vida . Y aprendí a querer y valorar a cada alumno como individualidad que necesita orientación clara y distinta , no importa el esfuerzo .
Mi madre daba clase de pintura y bordados a las jóvenes del lugar . Y a sus hijos , de arte y literatura incitándonos como lectores impenitentes , con amor de madre y mujer , mucho más complejo y matizado que el de los hombres .
Como he repetido con cierto humor gris , de aquel caldo de cultivo solamente podía salir un delincuente juvenil o un declarado vocacional de la enseñanza . Y así sucedió .
De ahí que los estudiantes hayan sido siempre mi prioridad en estos delicados predios . Podría contar cientos de anécdotas atestiguadoras , pero contaré tan solo una .
Imaginad un estudiante brillantísimo . Terminó su bachillerato elemental a los catorce años . Su padre camionero me dice que la familia va muy estrecha y necesita que el chico se ponga a trabajar para ayudar . Le respondo que por encima de mi cadáver , pero no fué necesario el crimen . Una tarde hablando con él y su cllada esposa hasta las cuatro de la madrugada . A la sazón yo tenía 26 años . Resultado , hijo de camionero ingeniero de caminos y economista , dirigiendo a los cuarenta años una empresa con más de cinco mil trabajadores . Y como Carmen le dió clase matemáticas , cada vez que se la encuentra la reverencia y la abraza y le habla como si fuera la Virgen de los Remedios , nunca mejor dicho .
Después de los alumnos , los colaboradores . Sin ellos no podría haber realizado de lo mucho y bueno que hice , que hicimos . Más de doscientos a lo largo de treinta años frenéticos y fecundos , dominante porcentaje de chicas , pero todos inteligentes , trabajadores y entusiastas con el trabajo . Al principio les explicaba bien cual sería su parcela individual y de grupo , para dejarlos trabajar después sin que yo estuviera preguntando , reconviniendo y "desfaciendo entuertos" . Yo me reservaba la visión general , ellos cada cual a lo suyo y periódicas puestas en común . Labor de marquetería y ellos actuando con la precisión y eficacia de un reloj suizo . Delegar y no vigilar es la tarea de un buen director , y siempre procure hacerlo con toda naturalidad .
Los escritores al fin y casi al principio . Sin ellos , las Facultades de Filología no tendrían razón de existir . Importan sobre todo sus libros , que permanecen . Pero un día dí en pensar que los buenos escritores vivos son el quivalente de los Virgilio , los Shakespeare , los Cervantes y otros , por lo que se me ocurrió la idea de invitarlos a la universidad , pues que mucho podríamos todos aprender de su experiencia de la vida , del arte , de la escritura y la pertinente lectura . Y así lo hicimos de pleno acuerdo con el equipo . Y vinieron , vaya si vinieron , más de cien escritore pasaron por nuestras aulas , pasearon por nuestras calles y tomaron café charlando en nuestras acogedoras terrazas . Y ahí los tenemos , en impresionante archivo de la palabra y de la imagen , conservados para siempre , pues que quienes por razón de edad no pudieron conicidir , consultarán documentos y podrán sentir la cercanía y podrán sentir profundas emociones necesarias , insustituibles y bien merecidas .
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