lunes, 13 de febrero de 2023

" ARS LONGA ... ( 2 )

 UN  BACHILLERATO  FELIZ  Y  LIBERADOR





Así que cumplí catorce años ,  entendí los aplazamientos del estudio y la jaculaoria de mi padre ,  repetida cuatro veces desde los diez :  "Ya lo comprenderás cuando seas mayor" .

Lo comprendí y lo acepté como todo lo que me decía ,  entre otras cosas porque siempre tenía razón ,  actitud importantísima para el crecimiento global de los hijos .

En esos tres años lo intentaron casi todo ,  incluída la posibilidad de acudir a un colegio frailes , con el compromiso de seguir la carrera sacerdotal .

Finalmente se produjo una circunstancia feliz y pude comenzar los estudios de bachillerato ,  si a 700 kilómetros de la casa paterna ,  aunque con todas las perspectivas prometedoras y salvíficas ,  esto solamente lo entenderán las gentes de mi generación ,  niños que fuimos de la ominosa postguerra ,  con todo lo que ello supuso .

Lo primero fué abandonar casi todo lo que hasta entonces disfruta .  Unos padres magníficos ,  unos hermanos estupendos .  Después mis montañas ,  mi río y mis bosques así como los amigos enraizados .  Y las tenadas acogedoras frente al frío .  Y los primeros amores entrañables ,  tres o cuatro a la sazón ,  que me acompañarían mucho tiempo ,  de manera especial Carmen ,  la niña de los torabuzones rubios y los iniciáticos bailes en la plaza .

Todo esto medolió mucho ,  ciertamente ,  pero no me importó demasiado ,  pues la puerta que se abría dejaba entrar nueva luz y espacios nuevos estudio mediante .

Aunque por la edad no lo entendía del todo ,  sí estaba segura que estudiar habría de significar todo una liberación cara al futuro ,  a tal extremo las prédicas padre-madre ,  y las prácticas diarias ,  habían plantado raiz en mi cerebro y en mi corazón .

En aquellos fronterizos momentos supe que la dimensión intelectual habría de predominar ,  satisfactoriamente ,  a lo largo de mi vida .

De modo que una mañana de septiembre de mil novecientos cincuanta y dos ,  en viejo autobús renqueante de gasógeno ,  mi padre me acompañó a la capital ,  Soria ,  camino de la estación del ferrocarril ,  donde me recogería un familiar para incorporarme a la nueva vida ,  que habría de compartir con unos tíos ricos y sin hijos ,  pero no adelantemos acontecimientos .

El tren hacia Madrid ,  todo un espectáculo para un niño de pueblo ,  montaraz y altivo ,  que no había viajado más allá de los pueblos cercanos .  Gran parte del tiempo lo pasé acodado en la ventanilla ,  contemplando los cambiantes paisajes .  A la noche fuimos a un buen hotel ,  dimos un paseo por la Gran Vía madrileña y mi tío  me compró una corbata roja .  La sorpresa de la gran ciudad desbordó la imaginación ,  y durante muchos años retuve la imagen frenética de los automóviles circulando a gran velocidad .

Al día siguiente viajamos a Toledo ,  ciudad de mi padre ,  para visitar a otros familiares cercanos que incluían a mis primos  Angel y Conchita ,  un poco mayores que yo .

Finalmente ,  otra vez el tren hasta Hellín ,  estación términi y de asiento inmediato .  La Mancha me impresionó ,  y pasados los los años ,  leyendo los libros de Azorín ,  recordaría su párrafo escueto y revelador : "La Mancha ,  esa inmensa llanura interminable ,  y al fondo la pincelada azul de una montaña" .

Llegamos a mi nueva ciudad con dos agradables sorpresas permanentes :  una casa de tres plantas y variadísima comida en el aparador del salón y en la conina .  Amén de una criada interna ,  que también se llamaba Carmen .

Al cabo ,  todo dispuesto para realizar elexamen de ingreso en el instituto de la capital ,  Albacete ,  adonde debería viajar de buena mañana .

Pero no adelantemos acontecimientos .  Quédese para mañana el examen y el instituto ,  nueva experiencia .

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