martes, 7 de junio de 2016

!AH, LA IGNORANTE Y FATIDICA SELECTIVIDAD!



   Antes de afrontar la segunda casa universitaria prometida, permitid, incluso aceptad, unas breves palabras  propósito de ese engendro de los estudios que aún llamamos selectividad y que nada bueno selecciona. He participado algunos años, y nada, un desastre siempre.
  Comencemos por la estadística: entre junio y septiembre aprueban todos los que se presentan. y entonces cabe `preguntar qué seleccionan y para qué sirven tales onerosas pruebas. me dan pena y preocupan estos desnortados preuniversitarios.
  Aunque lo importante radica en el desastre del sistema educativo que padecemos, vergonzoso. Otro día volveré sobre la enseñanza primaria, la de los dibujitos, y la enseñanza media, la del bachillerato ausente. Hoy me ocupa la universitaria.
  Comencemos por lo evidente. Sobran en la universidad española más de la mitad de los matriculados, porque no puede llamarse estudiante la caterva de muchachos que, convenientemente analfabetizados e imbuídos de que la democracia consiste en hacer lo que a cada cual le viene en gana, no asistir a clase, utilizar a todos horas el móvil, expresarse como gañanes en el campo, ignorar las más elementales normas de educación (la Urbanidad que in illo tempore se aprendía en la escuela primaria) y protestar por toda nota que consideran aminorada. 
  Sobra la mitad de los profesores, defectuosamente seleccionados (lo de seleccionar es un decir), improvisados por razones obvias, bastante desconocedores de sus propias asignaturas, adoradores de Bolonia, ese esperpento educativo, y con mentalidad no ya de burócratas, sino de administrativos en acción.



   Menos edificios universitarios, infinitamente menos títulos expendidos (has leído bien, no sobla la ene) y buena selección de buenos estudiantes, muy útiles después para la sociedad que los aguarda.
   Sarcasmo final: gran parte de los pocos buenos egresados de la universidad, han de emigrar para buscarse la vida y rendir a otros países los beneficios que aquí les financiamos. ¿Recuerdan el cuento del Decamerón? En efecto, cornudos, apaleados y contentos, así vivimos socialmente, con gran sordidez y abotagamiento del pueblo-masa, con gran contento de los políticos menos que mediocres, pues siempre recibirán el voto de los suyos agradecidos, con la prebendo como elemento de cambio.
  Menos exámenes fariseos y más libros. Seguiré esperando.

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