martes, 7 de marzo de 2017

LA LITERATRA SIEMPRE VUELVE ( 1 )

   Hace unos meses una Revista hipana me pidió un artículo sobre la literatura actual.  Ni especializado ni divulgador al uso.  Lo redacté, lo envié y esperé su aparición, no con demasiada esperanza, pues conozco bien este mudo, en el que aparecen muchos proyectos encomiables, pero pocos alcanzan continuidad.  El caso que nos ocupa es de libro: personas entusiastas,  Revista de clidad y discreta economía,  cierta inseguridad de futuro.  Precisamente por ello,  les ofrecí el texto gratis et amore,  como en tantas ocasiones a lo largo de mi vida académica.


   La semana pasada recibí el texto original y una carta triste comunicando que la Revista tuvo que cerrar, por incomprensión institucional y,  también,  por penuria imprevista.  Les he contestado dando ánimos y esperando que se rindan,  que la Literatura merece la pena,  aunque el mundo siga siendo ancho y ajeno.
   Releo las siete páginas y llego a una conclusión: os lo voy a ofrecer a pequeños sorbos,  quizá os pueda interesar,  de modo que aquí teneis la primera entrega.

LENGUA Y LITERATURA :  PERSPECTIVAS MILENARIAS


" Desde una posición estrictamente universitaria,  como la mía,  el futuro de nuestra lengua no parece alentador y estimulante,  pese a las palabras vacías de todos los políticos de turno,  así hayan sido antes concejales de aldea o catedráticos de universidad,  que de todo hay en la viña del señor,  pues que al parecer prima el cargo sobre cualquier otra profesión,  por brillante que esta pudiere ser.  Futuro incierto,  habida cuenta del desprecio  --producto,  quizá,  de la indiferencia ignara-- con que suele ser tratada.  Es desoladora la reducción léxica,  la desarticulada sintaxis y la pobreza de pensamiento reinante.
   Hablo de la universidad,  claro.  De los pobres evangélicos estudiantes,  que no reciben precisamente ni estímulos ni ejemplos prácticos de sus responsables mentores.  Y es que la vocación docente va decayendo en la misma medida que la vocación discente.  Y así nos luce la cabellera undosa.  O el pelillo de la dehesa,  cada vez más visible y elocuente,  pues no en balde la categoría de calle va tomando creciente carta de naturaleza en las aulas y sus alrededores festivos,  tal que se tratara de la ciudad alegre y confiada,  derivación natural de los conocidos intereses creados ".

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