lunes, 20 de marzo de 2017

" INTROSPECCIONES ", UN LIBRO EXCELENTE

   Su autor es Marcelino Menéndez González, persona especialmente dotada para la escritura y,  apurando un poco más,  para la poesía lírica,  como bien muestra en este libro-síntesis de su larga y fecunda trayectoria como escritor.

  Se trata de un libro breve,  pero muy denso,  con emociones a flor de piel y otras mucho más profundas, que remueven la conciencia del lector,  adentrándolo poco a poco, de manera positivamente sibilina,  en el `ropio mundo interior, como corresponde a los poemas que manifiestan el lirismo sin aspavientos ni altisonaancia de palabras muchas veces distractivas.
   De siempre,  la poesía lírica se ocupó de lo más dificil por complejo,  y en ocasiones,  inasible:  la serenidad y turbulencias del ser humano,  considerado en su mismidad más íntima,  pero sin reducirlo todo al individuo más o menos arrojado en el mundo,  entre las cosas,  como ptretendía con razón el filósofo Heidegger,  tan oscuro como Heráclito y tan afortunadamente cambiante como el griego universal.  De modo que los paradigmas individuales también son válidos para categorías genéricas,  incluso universales,  todo depende de la calidad y hondura de los poetas.
   Marcelino lo sabe muy bien y explora sus territorios propios con maestría y convicción,  convencido de que la palabra poética es,  ante todo,  creación a la manera de Hölderlin,  el poeta loco a fuer de cuerdo.
   Para ello,  el poeta necesita estar en posesión de una técnica compleja y depurada,  sabedor de que la tal infraestructura debe actuar pero nunca mostarse presente,  inasequible al lector curioso que todo lo busca. Pues bien,  ese sustrato de asentamiento Marcelino lo utiliza muy bien y apenas notamos que existe en sus poemas.
   Conviene recordar que lírica y épica no se contraponen,  antes bien, actuan como hermanada colaboración. Pero viene a resultar que las historias externas necesarias para la épica,  a todas luces sustanciales,  resultan innecesarias para la lírica, incluso perjudiciales.  También Marcelino lo sabe y transita siempre por el alambre móvil sobre el abismo atrayente,  sin que nunca se produzca la pérdida del equilibrio.
   He leído el libro con creciente atención,  cargándome de un mundo de emociones subyugantes que me iban seduciendo poco a poco, sin darme respiro,  de manera que al terminar su lectura,  la presión emocional e intelectual había subido muchos grados.  Una satisfacción y un gozo,  que agradezco al autor por todo lo mucho y bueno que aporta.
   Nobleza obliga.  Cuando un lector avisado y crítico se encuentra en las manos un libro como èste,  que abre caminos al corazón bien temperado y al cerebro bien dispuesto,  no puede por menos que agradecerlo y recomendarlo.
  Y es lo que hago con todo convencimiento y satisfacción.  Repitiendo unas universales palabras sabias,  según las cuales el poeta es un medium entre los dioses y los hobres,  convencidos todos de que pleno de méritos, pero es poeticamente como el hombre habita esta tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario