jueves, 19 de marzo de 2020

HISTORIA VIVA DE UN PROFESOR ( 10 )

BARRIO DE LA ESTRELLA , CERRICO DE LA HORCA


   El típico poblachón manchego ,  capital de una provincia de discreto significado ,  famosa por sus fábricas de navajas y cuchillos : la faca albeceteña es conocida por todo el mundo . 

   Un bario en las afueras ,  que responde a las dos denominaciones citadas ,  muy poética la primera ,  muy realista y descriptiva la segunda .  Su población ,  casi en exclusiva gitanos y mercheros dedicados al pillaje y otros negocios nada claros .  Los hombres ,  entrando ya saliendo de la cárcel con toda naturalidad ,  al exxtremo que un inocente niño define a su padre como  "ladrón"  al rellenar la ficha escolar . 
   En el centro ,  dos instituciones encomiables :  una escuela y un convento de monjas junto a iglesia de respetables dimensiones .  Todo el respeto ,  incluso humana devoción ,  para las entrñables hermanas ,  cuya labor social y religiosa merecería un capítulo entero :  cuatro hermanas laboriosas ,  una madre teresiana muy firme , y una novicia de veinte años a la que una tarde ,  regresando los dos del Instituto ,  vino a decirle el joven estudioso : " Amelia ,  si no fueras monja ,  me gustaría que fuéramos novios ,  eres muy guapa y delicada y trabajadora ,  lo paso muy bien cuan trabajamos juntos con los niños en el comedor ,  que lo sepas ".  La novicia se ruborizó ,  no bajó los ojos , y le respondió :  " Tú tambien eres muy guapo y bueno y estudioso ,  pero soy monja".  Con toda naturalidad los ,  la juventud triunfante de la que hablaba el padre Feijoo ,  jóvenes al fin y muy activos .
   La escuela era un edificcio notable .  Una sala de clase grande con treinta pupitres bipersonales .  Un almacén ,  otra pequeña alcoba llena de trastos variopintos y un amplio jardin-patio para el recreo escolar ,  lleno de matojos por llevar el centro mucho tiempo cerrado ,  ya que los maestros salían corriendo en cuanto que detectaban que ,  a partir del anochecer ,  ni la guardia civil entraba en el poblado.
   La mañana la pasaba en el Instituto ,  estudio intenso y provechoso ,  convencido desde muy joven de que estudiar mucho y bien le garantizaría ,  en primer lugar un gran desarrollo intelectual y sensible ;  y en segundo lugar ,  una preparación profesional que lo liberaría en muchos sentidos .
   A mediodía regresaba conten y activo para atender el comedor infantil ,  comer él mismo y dedicar dos o tres horas a labor social ,  tan necesaria en barrios degradados y de peligrosa promiscuidad .  Solía llevarla a cabo de consuno con las monjas ,  pues su padre había establecido una fecunda y satisfactoria colaboración .  El resto del día y buena parte de la noche ,  enfrascado en la lectura conformadora .  Lector impenitente ,  pero también escritor en ciernes ,  algunos poemas y pequeñas narraciones que gustaban a sus compañeros y determinados profesores y ,  de manera especial ,  a su compañera de curso Amparo :  solían pasar la mayor parte del recro matutino en el frondoso parte situado enfrente del Instituto .  Un discreto velo ahora .
   Anécdota reveladora .  Debían preparar en casa el tema "El teatro de Calderón de la Barca. Los Autos Sacramentales" ,  en especial " El Gran Teatro del Mundo" .  Utilizó el libro de Valbuena Prat ,  recomendado por su padre .  Sorprendió a su profesora doña Maria Luisa ,  que lo pasó al director espiritual del centro ,  sacerdote que con los años se convertiría en Arzobispo de Valladolid . Lo llamó a su despacho ,  hablaron y le preguntó si le gustaría ser sacerdote ,  dadas sus aficiones primoteológicas . Pregunta misteriosa :  " ¿ Te gustan las chicas ? ".  Respuesta imprudente: " Mucho" . Y allí terminó la frustrada vocación posible ,  aunque durante muchos años llevó a cabo numerosas controversias con sacerdotes ,  de manera especial el franciscano Fray José Carrillo ,  tan amigo que terminó casándolo precisamente en la iglesia de la universidad ,  sede francisca y su Instituto Teológico . 
   Volviendo al curso ,  los fines de semana los pasaba con hermana pequeña , que preparaba su examen de ingreso en bachiller .  Por la mañana de los sábados la llevaba al cine Capitol ,  sesión infantil ,  junto a la media docena de compañeros ,  auténtica gloria divertida para los mozallones y la niña de diez años ,  inteligente y pizpireta donde las haya .
   Sic transit ... un curso espléndido y liberador .  Aguardaba la Universidad ,  con su inmenso campo inabarcable ,  seguro como estaba de sí mismo ,  de su cabeza ,  de sus codos y de su f´errea voluntad .

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