El típico poblachón manchego , capital de una provincia de discreto significado , famosa por sus fábricas de navajas y cuchillos : la faca albeceteña es conocida por todo el mundo .
Un bario en las afueras , que responde a las dos denominaciones citadas , muy poética la primera , muy realista y descriptiva la segunda . Su población , casi en exclusiva gitanos y mercheros dedicados al pillaje y otros negocios nada claros . Los hombres , entrando ya saliendo de la cárcel con toda naturalidad , al exxtremo que un inocente niño define a su padre como "ladrón" al rellenar la ficha escolar .
En el centro , dos instituciones encomiables : una escuela y un convento de monjas junto a iglesia de respetables dimensiones . Todo el respeto , incluso humana devoción , para las entrñables hermanas , cuya labor social y religiosa merecería un capítulo entero : cuatro hermanas laboriosas , una madre teresiana muy firme , y una novicia de veinte años a la que una tarde , regresando los dos del Instituto , vino a decirle el joven estudioso : " Amelia , si no fueras monja , me gustaría que fuéramos novios , eres muy guapa y delicada y trabajadora , lo paso muy bien cuan trabajamos juntos con los niños en el comedor , que lo sepas ". La novicia se ruborizó , no bajó los ojos , y le respondió : " Tú tambien eres muy guapo y bueno y estudioso , pero soy monja". Con toda naturalidad los , la juventud triunfante de la que hablaba el padre Feijoo , jóvenes al fin y muy activos .
La escuela era un edificcio notable . Una sala de clase grande con treinta pupitres bipersonales . Un almacén , otra pequeña alcoba llena de trastos variopintos y un amplio jardin-patio para el recreo escolar , lleno de matojos por llevar el centro mucho tiempo cerrado , ya que los maestros salían corriendo en cuanto que detectaban que , a partir del anochecer , ni la guardia civil entraba en el poblado.
La mañana la pasaba en el Instituto , estudio intenso y provechoso , convencido desde muy joven de que estudiar mucho y bien le garantizaría , en primer lugar un gran desarrollo intelectual y sensible ; y en segundo lugar , una preparación profesional que lo liberaría en muchos sentidos .
A mediodía regresaba conten y activo para atender el comedor infantil , comer él mismo y dedicar dos o tres horas a labor social , tan necesaria en barrios degradados y de peligrosa promiscuidad . Solía llevarla a cabo de consuno con las monjas , pues su padre había establecido una fecunda y satisfactoria colaboración . El resto del día y buena parte de la noche , enfrascado en la lectura conformadora . Lector impenitente , pero también escritor en ciernes , algunos poemas y pequeñas narraciones que gustaban a sus compañeros y determinados profesores y , de manera especial , a su compañera de curso Amparo : solían pasar la mayor parte del recro matutino en el frondoso parte situado enfrente del Instituto . Un discreto velo ahora .
Anécdota reveladora . Debían preparar en casa el tema "El teatro de Calderón de la Barca. Los Autos Sacramentales" , en especial " El Gran Teatro del Mundo" . Utilizó el libro de Valbuena Prat , recomendado por su padre . Sorprendió a su profesora doña Maria Luisa , que lo pasó al director espiritual del centro , sacerdote que con los años se convertiría en Arzobispo de Valladolid . Lo llamó a su despacho , hablaron y le preguntó si le gustaría ser sacerdote , dadas sus aficiones primoteológicas . Pregunta misteriosa : " ¿ Te gustan las chicas ? ". Respuesta imprudente: " Mucho" . Y allí terminó la frustrada vocación posible , aunque durante muchos años llevó a cabo numerosas controversias con sacerdotes , de manera especial el franciscano Fray José Carrillo , tan amigo que terminó casándolo precisamente en la iglesia de la universidad , sede francisca y su Instituto Teológico .
Volviendo al curso , los fines de semana los pasaba con hermana pequeña , que preparaba su examen de ingreso en bachiller . Por la mañana de los sábados la llevaba al cine Capitol , sesión infantil , junto a la media docena de compañeros , auténtica gloria divertida para los mozallones y la niña de diez años , inteligente y pizpireta donde las haya .
Sic transit ... un curso espléndido y liberador . Aguardaba la Universidad , con su inmenso campo inabarcable , seguro como estaba de sí mismo , de su cabeza , de sus codos y de su f´errea voluntad .
PUNTO CRUCIAL DE LA HISTORIA
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