domingo, 22 de enero de 2017

CERRICO DE LA HORCA, BARRIO DE LA ESTRELLA

   Los recuerdos de hoy me retrotraen sesenta años. Habia terminado el bachillerato superior y no habia perspectivas para realizar el Curso Preuniversitario, por ley en un Instituto. Mi pueblo no lo tenńíá,  pero mi padre (gran maestro y buen estratega para vivir,)  pidio una escuela especial en Albacete capital y se la concedieron.

  Estaba ubicada en el barrio del título, así´´ lamado porque era un mogote donde ahorcaban a los ajusticiados. Todo tipo de delincuentes en éĺ.  Imaginaos los niños, para los que nos daban leche en polvo, chocolate y pan para desayunos y meriendas.  Tambien habia unas benemeritas monjitas con las que trabajabamos de consuno. Experiencia cruda que mucho me ayudò en mi formacion humana.
  Ahora me importan los libros.  El Curso centraba la literatura en Calderòǹ,  "El gran teatro del mundo " .  En el Instituto habia una buena iblioteca, con la coleccion entera de Clasicos españoles.  La visíte, busque la edicion de Valbuena Ptrat (que despues seria mi rofesor en Murcia), lo redacté´, lo corrigio mi padre y lo presenté.  La profesora, doña Maria Luisa, estaba convencida de que me hàbia ayudado el director espiritual del centro, monseñor Delicado Baeza, con el tiempo arzobispo en Valladolid.
   El caso es que alli comenzaron a gestarse las tres Catedras que me llegaron con el tiempo:  Instituto,  Escuela Universitaria  y  Facultad de Letras. No fue mal presagio.
   Digo que voy a los libros.
   Llevo toda la vida predicando que el Estado debiera regalar todos los libros que los ciudadanos necesiten para sus diversos grados de lectores,  empezando por proporcionar a los centros educativos unas adecuadas bibliotecas para los estudiantes.
  El ejemplo de mi Instituto puede valer.  Habia unos´ćúátrocientos libros de doctrina y creacióń.  Mas que suficientes.  Para los colegios, la enseñanza primaria y media,  bastan unos doscientos bien seleccionados.  Simpre con la biblioteca abierta, para que aprendan a leer con libertad y en silencio.  Tambien debe establecerse un sisteme de prèstamo, de modo que se los lleven a casa y aprendan a tratarlos, sabiendo que otros compañeros los van a leer.  Todo ello contribuira a una mejor educacion si bien se mira.  Luego estan los  aparatos electròǹìcos, que tienen y manejan a su antojo porque forman parte de su vida cara al futuro.
   Mirad, un ejercicio de mis oposiciones de Instituto exgia una Memoria de la asignatura y una directrices edagògicas adecuadas a cada curso.  Cnsultèˋcon mi maestro, le sugerìˋ la posibidad de organizar una Biblioteca Escolar y me use manos a la obra.  Al final, convenientemente graduados, clasificados y tabulados, llegué´ a los seiscientos volùmenes, incluidos los manuales bàsicos.  Y ahìˋ conservo el ejemplar que utilìce en el exman, convenientemente manoseado y trillado pues que,  habiendo tenido mucho éxito durante años,  hube de prestarlo a numerosos amigos para similares ocasiones de examen.
   Que asi se escriba y asi se haga. Deseo que pretendo realidad, hasta tal punto me acompaña el entusiasmo.

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