Al joven profesor se le antijaban casi "musicales y peregrinas" , como el nombre de Dulcinea , a tal punto el Quijote fue la gran y repetida pasión lectora de su vida en curso . Musicales , como lo son las palabras que , horras de música , bien poco vienen a decir , salvo la técnica transmisión del conocimiento .
Pero también peregrinas , y ésto le hizo pensar agitando ideas y emociones . Recordó la imaginación del Hidalgo por antonomasia , que no veía realizado su vida si ni salía a los caminos para plenificar su caballeresco intento . Había que moverse , salir del cerrado recinto , andar peregrinando por caminos , trochas y veredas .
Era necesario que la universidad saliera de su claustro materno , pues que sin parto la mujer no alcanza la plenitud que la exige la naturaleza para que la vida continúe .
Dicho y hecho , sí . Pero ¿ cómo hacerlo ? Necesaria reflexión para medir lanzas y, en su caso , calibrar adargas .
Lo midió y calibró todo . Y fué muy consciente de las resistencias de diamante que habría de encontrar . Aún así , no se arredró .
Primero contó con la posible complicidad de algunos profesores en los que confiaba . Vano intento , pues que todos tenían razones para la inercia . Después lo comentó con algunos estudiantes buenos : aquí la respuesto no fué negativa , pero sí reticente , no lo veían claro , les faltaba perspectiva y práctica . Lo comprendió .
Y entonces recordnó , de nuevo , la parábola del sembrador , convencido de que alguna tierra estaría dispuesta para la germinación .
Y comenzó la tarea con una extensa lista de lecturas "voluntarias obligadas" para un Licenciado en Filología que se preciara . Lo iremos viendo
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