MARIO VARGAS LLOSA , EL MAGNÍFICO
Y a fé que lo era con nosotros mostrando las muchas y eminentes virtudes que adornaban su personalidad , siempre locuaz , reidor y contagiosamente feliz , así estuviéramos en una grave sesión académica o tomando café relajado en la plaza del Romea o paseando por el río bien entrada la noche o conversando de lo divino y lo humano en inacabable y amena sobremesa .
Su atractivo físico también inflúia grandemente a la hora de las relaciones humanas . Lo primero que dijeron todas las colaboradoras del equipo : "Profesor , qué hombre más guapo y tal alto , qué bien " .
Luego está la simpatía , pues lo era y lo mostraba sin proponérselo , le salía de forma natural y fluída , así fueran personas de alcurnia como gentes normales , incluso de escaso nivel cultural . Con todo el que hablaba lo hacía igual , sin cambiar de registro ni establecen matices diferenciales ni tonos distintos . Tenía y mostraba igual talante , talento y actitud con todos , por lo que todos terminaban encantados con su trato y dedicación .
Debo decir que vino a Murcia siete veces en años consecutivos , sin faltar a la cita ni una sola vez , aunque pudiera haberlo hecho por razones de su apretada agenda .
Su presencias entre nosotros sí darían para un extenso libro , que abarcara desde las conversaciones ligeras frente a un café , hasta las más altas y exigentes acadmeícas de protocolo elevado . En este sentido , conservamos un amplio archivo en tres abultadas carpetas exclusivas , documentos escritos , audios y visuales múltiples .
Su presencia culminó con dos realidades altamente valiosas y reseñables : si investidura como Doctor honoris causa y la creación de los premios literarios con su nombre .
En efecto , el acto académico y la fiesta posterior constituyeron algo para recordar después de haberlo vivido a plenitud . Allí quiso estar todo el mundo , pero las limitaciones del Paraninfo y otras aulas adyacentes no lo permitieron . Pero todos los que eran esencialmente , allí se concentraron . Y su discurso de recepción del título resultó especialmente conmovedor , por lo emocionante aunado con el rigor intelectual .
La concesión de su nombre para nuestros Premios Literarios creados al amparo de su persona, fué una estupenda y generosa ofrenda que compensaba nuestra pequeña dedicación .
Primero el Premio de Novela "Vargas Llosa" , que significó auténtica eclosión y no solo en el mundo hispánico , pues llegaban originales del mundo entero , al punto de superar en número y calidad al premio comercial mejor dotado de la época .
Después el Premio de Cuento " Lituma " , especialmente orientado a jóvenes escritores , aunque desde el principio las fronteras de la juventud no fueron suficientes . Fenómeno similar , en cantidad y calidad y países de origen , al de la novela .
Cada año , el autor de "La ciudad y los perros" viajaba a Murcia para entregar el premio a los ganadores , con el respaldo polivalente que ello suponía .
Y lo más atractivo y espectacular es que lo hacía con la naturalidad y modestia de lo cotidiano habitual . Siendo como era un extraordinario escritor , jamás se mostró estrella ni nada parecido , sino todo lo contrario , la cercanía y el afecto lo presidía todo .
ANÉCDOTA ESPECIAL : EN MANGAS DE CAMISA POR LA UNIVERSIDAD
Las telefonistas de la universidad me dijeron que deseaban conocerlo , por lo que me pidieron hora para asistir a mi despacho y saludarlo . Lo hablé con Mario , que pronto determinó y fijó la situación . "Nada de tu despacho y nada de protocolo . Diles que mañana nos acercaremos a su oficina , me las presentas y conversamos , lo haré con mucho gusto " .
Y vino así vestido , informal y cercano , familiar y afectuoso . Y se prolongó la conversación amable . Y las telefonistas quedaron encantadas , cada una con su libro amistosamente dedicado , entre bromas y veras .