LO DILATADO Y LO BREVE DE LA VIDA HUMANA
Hay que aceptarlo con resignación y buen ánimo , sin rendirse a las evidencias que nos transcienden , pero siendo conscientes de las limitaciones que la vida en general , y la propia en particular , imponen frente a la posible volundad de hierro que pudiéramos invocar .
Los romanos eran así , disponian y nos transmitieron todas las jaculatorias y adagios imaginables , para que nuestra vida resultara lo más y mejor llena posible . Graias a su capacidad organizadora y práctica , occidente ha recibido para su bien toda la sabiduría que los griegos fueron acumulando , cintífica y creativamente , a través de siglos brillantes y descubridores .
Desde muy joven , el griego y el latín fueron dos de mis múltiples pasiones , que me han acompañado sin reservas hasta la vejez que comienzo a disfrutar como si tal cosa .
De ahí el encabezamiento en latín . Ciertamente , los campos del arte son tan amplios y dilatados que sería locura intentar abarcarlos todos , siquiera como ambición catecúmena . Y la vida es breve , para los que aprendieron a vivir humanamente , que para la inmensa mayoría de los otros puede resultar una caga entre absurda y pecaminosa sin remedio , repitiendo monóonos caminos siempre iguales y ominosos , tal que Tántalo en su castigo .
Por mi parte , estoy a punto de cumplir ochenta y cinco años , vida bastante provecta y vejez que siento afortunada por variadas razones .
Apuntad los que pretendáis leer la muy larga saga que hoy comienzo y os anuncio sin mayores pretensiones , tan sólo con el ánimo de ofrecer testimonio de una etapa histórica que conmovió nuestra vida por lo difícil , pues fuimos los niños de la postguerra , con todo lo que ello supone .
Pero sin tristeza retroactiva ni añoranzas para desechar , que tal no fué mi caso , pues tuve una niñez gozosa y muy activa , frenética en muchas ocasiones , viviendo en pequeña población castellana y rodeado de millones de pinos , justo en la falda del padre Urbión y cerca del nacimiento del río Duero , todo lo cual me acompañó impertérrito desde siempre y para siempre . Si es verdad el conocido adagio , la infancia fué para mí un autético , expansivo y feliz paraíso .
Para la edad , la Naturaleza ejercía su dominio inexorable como es lógico . Para la sabiduría , estaban mi padra y mi madre , ambos a dos , en la escuela y en casa , él como excelente Maestro de Enseñanza Primaria , ella como magnifica madre culta , que no solo me transmitía saberes de toda índole , sino que jercía como madre y mujer mitad espartana (disciplina y orden sobre todo) mitad seguidora de Santa Teresa de Jesús y San Antonio de Padua , de quienes era devota y seguidora .
Todo estaba colaborando a firmes cimientos y comienzos del futuro edificio , hasta que llegó la edad cronológica de los catorce años , tiempo en que pude comenzar mis estudios de bachillerato , feliz y prometedores como iréis viendo Deo Volente .