PROFESORES MUY CERCANOS , BUENOS AMIGOS
El profesor lo ha dicho y escrito repetidas veces : el gran y primer maestro fue su propio padre , recuerdo agradecido a la Institución Libre de Enseñanza . Extraña mezcla de amor de padre , educador eminente y amigo protector . Así son las cosas , de tal manera suceden y de poco vale intentar cambiar el pasado .
Que la Historia , global o personal , "est magistra vitae" , pese a los fariseos y filisteos de siempre , gracias a "los limpios de corazón , pacíficos" , que habitan en mayoría la tierra , para bien de casi todos .
Después vino el colegio , buenos profesores sin estridencias que lo trataron muy bien . Destaca tres entre los muchos . En primer lugar , don José Cervera , que le dió clase de Literatura y Filosofía . Le hizo leer todo lo posible , incluída una buena y crecida colección de los presocráticos . Visitó su casa con frecuencia , para escuchar buena música y comentar libros . Con el tiempo , el profesor Cervera llegó a catedrático de Filosofía y se produjo un hecho muy agradable : maestro y discípulo coincidieron en el mismo Instituto de Murcia , así como sus dos esposas . Y se fraguó intensa amistad .
La segunda fué doña Rosario , profesora de matemáticas exigente , y muy guapa . Contribuyó mucho a conformar su cerebro . Y se llevó un gran disgusto cuando el joven alumno eligió las Letras . Muy buena amiga para el resto .
El tercero , don Francisco Rabasco , profesor de Francés bastante atípico . Le despertó el amor por la lengua de Victor Hugo y le amplió mucho los horizontes vitales , dada su experiencia parisina muy avanzada a los tiempos que vivían los españoles . Con el tiempo ambos coincidieron en el Instituto Lope de Vega , de Madrid , para realizar las oposiciones a Cátedras , francés uno , lengua y literatura españolas el otro .
Cuando llegó a la universidad pensó que todos los profesores serían extraordinarios , pues que los estudios superiores , en tiempos de mudanza y escasez , eran para los jóvenes alumnos los auténticos templos del saber , que produce la gran liberación de las personas . Aquí hay que ser radical , la verdadera y más profunda libertad proviene del saber .
Le bastó un curso para aprender que no era así . En aquella universidad "impartían doctrina" muchos ganapanes con su librito apenas aprendido , gran capacidad de lamelibranquio , ambiciosos sin medida ni justificación y breve interés por la sabiduría universal .
Eso no le arredró . Antes al contrario , los ignoró con elegancia (y no poco desprecio solapadado) , aceptó su ignorancia y realizó cuantos torpes exámenes le propusieron , para evitar males mayores , pues que las reprsalias de los mediocres suelen ser temibles . Con el tiempo los olvidó a todos , y a día de hoy no recuerda sus nombres , ni siquiera los más elementales rasgos fisiognómicos de sus caras . Y es que el vuelo de la educación superior excedía el ala de sus pobres capacidades .
Pero también los había buenísimos . Y los tiempos revueltos de la época le depararon tres magníficos : don Angel Valbuena , don Mariano Baquero , don Manuel Muños Cortés . Y un cuarto , don Antonio de Hoyos . El cuarteto , unificado y diverso , contribuyó grandemente a su desarrollo intelectual y moral.
El primero le ofrendó su visión personal del arte , su sensibilidad exquisita y la pasión por explicar . El segundo le ofreció el rigor , el orden y la precisión de los datos necesarios . El tercero le dejó caer infinidad devariates de lengua y dialectología . Y el cuarto , una visión y vivencias como de hombre del Renacimiento .
Pasados todos por el tamiz adecuado , el joven profesor estaba dispuesto y preparado para la tarea de educar enseñando . Y hacerlo deleitando , como pretendía el clásico .