LOS AÑOS QUE VENÍAN PROVISORIOS
Se ha bía producido importante inflexión de tiempo y modos de vivir . Todvía joven , el profesor contemplaba el panorama con relativa tranquilidad , si que bullendo en su cabeza y corazón multidud de ideas y emociones propicias para el cambio y la creciente perfección , personal y colectiva , pues continuaba pensando que lo humano en exceso individual terminaba siendo egoísta e infecundo , un tanto en ataraxía negativa y represora , cuando menos paralizante .
Profesionalmente se veía seguro y bien afincado . Varias oposiciones aprobadas , tal que garantía cara al futuro y las posibles , no deseables , agitaciones y retrocesos que le pudieren ser impuestas .
Por otra parte , los cimientos en la universidad eran fuertes . Explicaba Literatura Española , más un curso de Métrica del Siglo de Oro , a propuesta del profesor Valbuena Prat .
Vivía feliz , si que con cierta "aspereza espiritual" (Balmes dixit) por el entorno , demasiado obsoleto , en cierta medida paralizante , tradicional férreo y escasamiente abierto a las posibles y necesarias transformaciones . De ahí su inquietud , pues que la enseñanza permanecía con métodos casi medievales , monólogos de profesor ( en ocasiones , muy buenos) y ausencia casi completa del estudiante , limitado por obligación e inercia , su voz nunca escuchada por los posibles trastornos que pudiere provocar .
Recordaba al abate Bremond y su "poesía pura" , pero también al Neruda que predicaba los "poesía impura" , necesitado el poeta de mancharse las manos con el barro diario del vivir , no sólo el compromiso políticosocial a la moda pasajera .
Había que remover las aguas de un lago demsiado en calma , y a ello dedicó bastante tiempo y mucha energía cinética , con el riesgo evidente de la incomprensión , incluso de la oposición rijosa de tantos paniaguados , en general analfabetos a estos niveles , o simples detentadores de prebendas heredadas o extrañamente adquiridas .
Empezó por los alumnos , esos pasmarotes silenciosos tomadores de apuntes y papagayos en los periódicos exámenes . Les obligó a hablar , a participar en clase con preguntas o sugerencias . Y a que visitaran su despacho con asiduidad , para la orientación personal en cuanto a lecturas , comentarios de texto y preparación remota con vistas a su formación como profesionales en el futuro .
Ello supuso notables remociones intelectuales y emocionales , pues había que contar con la inercia de los hábitos , inexistentes o mal adquiridos . Pero todo se anduvo encauzando con paciencia y buen ánimo . Por aquellos años , el profesor pensaba que era suficiente con la respuesta positiva de un veinte por ciento de matriculados . Al resto , como diría Sábato con elocuente gesto de mano , seles podía saludar amablemente y desearles lo mejor .
Y aquí vienen bien dos anécdotas reveladoras .
La primera se refiere a quinto curso de carrera , último año que permanecían en la Facultad . Les obligó a leer entre tres y cinco libros por trimestre , Literatura Hispanoamericana . Dos semanas después fué convocado a reunión amistosa para discutir la cuestión . Para relajar , la celebraron en la cafetería Ipanema , trasunto amble de aula o seminario . Unos veinticinco en total . Dejó que hablaran , sobre todo el delegado de curso , a la sazón un culto canónigo de cincuenta años , muy metido en la cosa reivindicativa . La propuesta fué unánime : demasiada lectura para el ingente trabajo del curso . Les razonó , intentó convencerlos a la manera socrática . Ni aún así , pues que las resistencias diamantinas al cambio estaban bien cimentadas . El resultado : tendrían que leer tres libros al trimestre , comentados , para aprobar . Podían leer más para mejorar la nota posible .
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