Año 1.968 . A la sazón , la universidad española estaba mal, ciertamente , pero mucho mejor que en estos tiempos , pese a los filisteos de siempre .
Al menos , por entonces se cumplía mal que bien la gran verdad de Alfonso el Sabio : "Aprender los saberes en mancomunidad maestros y escolares". Ahora las aulas se han convertido en un divertimento para estudiantes que no estudian y profesores cansados y mal preparados que poco saben y pueden enseñar . Y quien dijere lo contrario , miente .
El profesor venía dispuesto al cambio profundo , cuando no a la revolución pertinente y necesaria . No la del mayo francés que , una vez más , sirvió como pantalla para que los acomodados hijos de la burguesía bienviviente invadiera las calles de París al grito de "!Lo queremos todo , y lo queremos ya!" .
Todo lo contrario . Una revolución que comenzara por la propia persona y continuara con los grupos sociales camino de las masas irredentas .
He aquí el gran descubrimiento : "En tiempos pacatos ,
el estudio es el fenómeno más revolucionario que imaginarse pueda , pues que nadie podrá borrar sus huellas y elimina a los arribistas de toda laya y condición" .
Recuerda una experiencia aleccionadora . Por aquellos años existía la Falange Universitaria , y el SEU como su sindicato . Hubo una reunión de altura . Todos estuvieron de acuerdo en las grandes palabras . Y el profesor tradujo : "Así será , si así nos parece y trabajamos en consecuencia . Dentro de cincuenta años, tendremos la mejor universidad posible ". No captaron la ironía . Y es lo cierto que la mayoría de asistentes y predicadores apenas terminó la carrera con un mínimo de solvencia . Predicar no es dar trigo .
La Historia se repite . Hubo un tiempo en que las ideas movían a los pueblos . Pero aquel tiempo pasó con indolencia . Vino otro tiempo en que fueron necesarias las palabras para que algo se moviera . También pasó sin pena ni gloria . Y llegó el tercer estadio : se imponían los hechos para que la gente reaccionara .
Y en ello estamos . Ideas , palabras , hechos . No es necesario más , pero tampoco menos . Pero aconteció el diluvio universal : desaparecieron las ideas , se borraron las palabras y los hechos respondían al más abrupto de los egoísmos personales , familiares y de pequeños grupos de presión y poder . El saber se transformó en moneda de cambio . Y así vivimos : una exigua minoría en poder y al servicio de la tecnología y la ciencia , frente a una inmensa y aterradora mayoría reducida casi a la caverna de Platón , tan sólo pendiente de trabajar como stajanovistas durante once meses y tenderse un mes al sol como lagartos , con la explosión vociferante cuatrienal de los campeonatos de fútbol .
Pero volvamos medio siglo atrás . Una universidad minoritaria todavía en dictadura . Carreras obsoletas . Estudiantes mudos . Exámenes trimestrales escritos . Escasa comunicación entre profesores y alumnos . Casi tres meses de vacaciones estivales con los claustros cerrados . Y pocas inquietudes más . !Qué decir , si había tres asignatura que contaban para el expediente académico , Religión , Educacón Física y Educación Política , léase los famosos Puntos de la Falange!
Todo eso lo padeció el profesor , como becario eterno e impenitente . Y precisamente por ello y estimulado por unos padres impecables y sabios , terminó sintièndose un joven Catedrático , inexperto , pero con enormes ganas de hacer justicia , que diría el famoso caricato mexicano .
Y la justicia empezaba por el método de trabajo . Recuerden , Literatura Española y Literatura Hispanoamericana , dos encomiendas que comenzó a roturar en el mes de octubre , siendo así que se había licenciado el mes de junio anterior . He aquí la cifra de las asignaturas : concepto , método , fuentes y programa . Al final , casi todo quedaba reducido a la crítica hidráulica y los interminables monólogos profesorales apoyados en notas de papel amarillento .
Hablo de la Facultad de Filosía y Letras , embrión y génesis de todo el saber , que recogía el Mundo Antiguo y se fraguaba en las Escuelas Medievales , para proyectarse al Mundo Moderno . La mies era mucha y había que segar con entusiasmo .